Cinco días después de la muerte de Yudiel Flores, alias “El Coyote Consentido”, en el penal El Amate de Chiapas, aún quedan preguntas abiertas sobre cómo un hombre con antecedentes tan graves logró infiltrarse durante años en causas sociales, haciéndose pasar por periodista y activista de Resistencia Civil Pacífica.
Flores utilizó plataformas digitales para posicionarse como denunciante de supuesta corrupción, ganando visibilidad y credibilidad, mientras ocultaba una doble vida marcada por abusos, trata de personas y explotación de menores. Fue sentenciado en dos procesos distintos a un total de más de 50 años de cárcel. La Fiscalía investiga su muerte, ocurrida el pasado 16 de abril, como posible homicidio, aunque oficialmente se reportó como suicidio.
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Este caso pone en evidencia no solo la facilidad con la que pueden manipularse las redes sociales para construir fachadas engañosas, sino también la urgencia de verificar los liderazgos emergentes en movimientos sociales. Diversos colectivos ya han llamado a revisar protocolos de representación y vinculación ciudadana para evitar que criminales utilicen causas legítimas como escudo.