Rafael Marín Mollinedo, economista formado en la UNAM y cercano al proyecto de transformación de MORENA, ha tomado las riendas de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), una institución clave para la seguridad, el comercio y la recaudación del país.
Desde su llegada, Marín Mollinedo ha dejado clara su misión: modernizar el sistema aduanero, combatir el contrabando y fortalecer la profesionalización de los agentes aduanales. Tres objetivos que, de cumplirse, podrían marcar un antes y un después en el funcionamiento de las aduanas mexicanas.
Pero su trayectoria no se limita a las oficinas de la ANAM. Antes de este encargo, fue Director del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, un megaproyecto considerado uno de los motores del desarrollo económico en el sureste mexicano. También estuvo al frente de la Autoridad de Zonas Económicas Especiales, donde trabajó en la atracción de inversiones y la creación de polos de desarrollo en regiones estratégicas.
En el plano internacional, representó a México ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), donde defendió los intereses nacionales en un terreno complejo y competitivo.
Su experiencia lo perfila como uno de los funcionarios más sólidos dentro de la actual administración, y su nombre ya suena fuerte en el terreno político: sectores lo ven como un posible candidato a la gubernatura de Quintana Roo, su estado natal.
El reto inmediato de Marín Mollinedo al frente de la ANAM no es menor. El comercio exterior mexicano enfrenta desafíos relacionados con la seguridad, la competitividad y la transparencia. Sin embargo, quienes lo conocen aseguran que tiene la visión estratégica y la disciplina necesarias para enfrentar esos obstáculos.
Con una hoja de vida marcada por proyectos estratégicos y resultados palpables, Rafael Marín Mollinedo se posiciona como una de las figuras clave en el presente y futuro de la política y la economía mexicana, pero mucho más en el deseo de fortalecer el estado de Quintana Roo, en estos momentos donde los cambios económicos y turísticos requieren una visión innovadora como la de Marín Mollinedo.
