La nueva modalidad de parquímetros implementada en el municipio de Monterrey ha provocado una ola de confusión y malestar entre los automovilistas que acuden al centro de la ciudad. Desde fallas al intentar descargar la aplicación hasta la incertidumbre sobre en qué zonas se debe pagar, el sistema se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza.
La aplicación digital, llamada Kigo, no especifica claramente los puntos donde se puede estacionar pagando una tarifa, a diferencia de municipios como San Nicolás o San Pedro, donde el mapa delimita con precisión el perímetro permitido. En el caso de Monterrey, la zona abarca todo el primer cuadro de la ciudad, desde Colón hasta Constitución y de Venustiano Carranza a Félix U. Gómez, lo que ha generado mayor confusión entre los conductores.
“Tengo 20 minutos sin poder bajar la aplicación, afortunadamente llegué temprano a mi cita, pero es muy complicado esto, ahorita pues no sé qué hacer, creo que terminaré por no pagar y ojalá no me pongan la multa”, comentó Diana Chávez, quien se estacionó frente al parque de la Iglesia La Purísima.
A las dificultades tecnológicas se suman quejas por el costo mínimo de recarga —20 pesos— cuando antes bastaba con uno o dos pesos para realizar una breve gestión. Además, el sistema ha sido señalado como excluyente, pues obliga a contar con un teléfono inteligente, conexión a internet, tarjeta bancaria y saldo disponible, lo que deja fuera a buena parte de la población.
“Oye, esto está mal porque, por ejemplo, ahorita no puedo descargar la aplicación porque no traigo saldo para el internet. Está bien innovar, pero creo que debería haber opciones para también pagar en efectivo”, opinó otro automovilista afectado.
Ante la imposibilidad de concretar el pago, muchos se estacionan sin pagar, esperando no ser multados, mientras otros optan por pagarle a franeleros que usan su propia aplicación, aunque esta práctica ha sido advertida por la policía municipal.
La inconformidad en Monterrey refleja un problema que también se vive en Playa del Carmen, Quintana Roo, donde los parquímetros han generado molestia entre residentes, comerciantes y visitantes. La falta de claridad en la concesión del servicio, los cobros excesivos y la ausencia de beneficios tangibles han provocado un rechazo generalizado. Además, empresarios del sector turístico advierten que el sistema desalienta la visita de turistas y afecta directamente a los pequeños negocios, ya que muchos visitantes evitan estacionarse en zonas con parquímetros, reduciendo el consumo en restaurantes, tiendas y playas locales.