El Aeropuerto Internacional Felipe Carrillo Puerto de Tulum, inaugurado con bombo y platillo en diciembre de 2023, hoy enfrenta un panorama desolador: vuelos cancelados, salas de espera vacías y un flujo de pasajeros muy por debajo de lo esperado.
De acuerdo con cifras citadas por Expansión, las operaciones aéreas han caído 32.6%, mientras que el número de pasajeros disminuyó 27.9% en los últimos meses.
El proyecto, presentado como una obra estratégica para detonar el turismo en el sur de Quintana Roo, aún no logra consolidar las rutas prometidas ni atraer el volumen de visitantes proyectado.
La situación ha encendido las alertas entre analistas del sector. Uno de ellos advierte que la recuperación del complejo dependerá de acciones concretas:
“Viendo estas mermas, quizás sería momento de reactivar el número de frecuencias y el uso de este aeropuerto, para lo cual se requeriría el involucramiento de actores federales. Sería necesario tomar medidas para recuperar y mantener el vuelo, en beneficio tanto del sector privado como del público, porque hay otros proyectos ligados al esplendor de esta zona turística”, señala.
Una de las alternativas que se analiza es ajustar la Tarifa de Uso Aeroportuario (TUA) para incentivar a las aerolíneas a mantener operaciones desde la terminal y así mejorar su competitividad frente a Cancún.
La relevancia del Felipe Carrillo Puerto también se extiende a otros puntos del país. La aerolínea estatal Mexicana de Aviación tuvo su vuelo inaugural desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) con destino a Tulum, como parte de la estrategia federal para conectar los polos turísticos del sureste.
Sin embargo, la menor demanda ha obligado a replantear la rentabilidad de esas rutas. El turismo extranjero, especialmente el proveniente de Estados Unidos y Europa, ha reducido su presencia en la región, mientras que el mercado nacional no ha logrado compensar esa caída.
Hablar de Tulum hoy es muy distinto a hacerlo hace un año. La euforia pospandemia, cuando el destino se consolidó como símbolo de exclusividad y desconexión, ha cedido terreno a una realidad más austera.
Empresarios y especialistas señalan que la falta de promoción, la competencia directa con el aeropuerto de Cancún y los problemas de conectividad terrestre figuran entre los principales factores del bajo desempeño.
Aunque el gobierno federal mantiene la expectativa de que el aeropuerto repunte en los próximos años, por ahora la terminal luce “casi vacía” y sin el movimiento que se anticipaba como emblema del nuevo polo turístico de la Riviera Maya.
			





