Gregorio Valdés
Tal parece que Johana Acosta Conrado, aún no acaba de agarrarle el hilo a la política. Y es que lejos de entender que su investidura merece respeto y que en la política el silencio es oro, se apresuró a opinar sobre el rumor de la privatización de Xamanhá, dándose baños de pureza y en un intento, más que obvio por quedar bien con López Obrador, que de lacra de la política no la baja.
Le falta mesura e inteligencia y se olvida, que representa a un partido, aunque de manera inmoral porque todo mundo sabe que si está ahí es por nepotismo.
Pues bien, en la vida uno es esclavo de lo que dice y dueño de lo que calla, sin embargo la pareja sentimental de la presidenta municipal de Carrillo Puerto, Mary Hernández Solís, se dio tiempo para descalificar al gobierno de Lili Campos, diciendo que no permitiría que se le diera un trato de segunda o de tercera a los solidarenses.
Más le valdría hacer ese llamado contra quien tiene al lado, porque en Carrillo Puerto vaya que se vive mal y se gobierna peor.
No hay ni punto de comparación entre el gobierno de Carrillo Puerto y el de Solidaridad que incluso ha sido reconocido por el mismo gobierno Obradorista, por su gestión. De ahí lo tendenciosas de sus afirmaciones, donde se deshace como hilo de media contra el gobierno solidarense, al tiempo que ignora lo que sucede en el municipio que gobierna su mujer.
Aquí viene a cuento, lo que dijo también López Obrador: Qué mala costumbre la de meter a los familiares, esposas, esposos e hijos. Lo bueno es que hay niveles.
Y es ahí donde destaca, la actitud de la presidenta solidarense, quien ya en su informe semanal, preveía que se politizaría el tema, porque ella si tiene tablas en la política. Sin embargo, respondió con cachetada de guante blanco, se limitó a hablar con trasparencia y se comprometió a seguir trabajando en el tema aunque ya adelantó que no habrá ni comodatos, ni privatización de Xamanhá. Ladran Sancho, señal de que vamos avanzando, seguramente piensa.