Para despedir a este grande del cine mexicano la familia de Ignacio López Tarso realizó un funeral breve al sur de la Ciudad de México para después trasladar su cuerpo a Bellas Artes.
En este último recinto se le rindió un homenaje de cuerpo presente a quien fuera una leyenda de actuación y referente de la época del cine mexicano.
Por varios minutos el cuerpo del primer actor y cuál fue colocado al centro del recinto de Bellas Artes, recibió una fuerte oleada de aplausos y música de cuerdas.
Alejandra Frausto fue la encargada de dar inicio al homenaje en el que se reconoció la trayectoria de Don Ignacio López Tarso, quién falleció la tarde del sábado 11 de marzo las complicaciones con una fuerte neumonía.
“Hoy despedimos a un gigante, al maestro que nos hizo creer que era inmortal”.
Para finalizar el homenaje al actor sonó a todo volumen la música y el mariachi quienes interpretaron el corrido de “Valentín de la Sierra”.
La familia del actor montó una guardia de honor alrededor del féretro mientras sonaba la música, mientras que el resto de los asistentes no se cansaron de despedir entre aplausos al destacado actor.
Con “El son de la negra” fue despedido y retiraron su féretro de Bellas Artes.
Los restos mortales del actor serían cremados y después llevado a un mausoleo familiar, donde descansarán sus cenizas junto a las de su esposa Clara Aránda López.
Como era de esperarse durante el homenaje no faltaron diversas anécdotas por parte de compañeros actores, quiénes compartieron vivencias junto al incansable López Tarso, entre los que conmovieron a los asistentes al homenaje del actor con sus anécdotas destacaron, César Costa, Salvador Garcini, Lisa Huertas, Tina French, Sergio Corona y Leticia Calderón.
Durante el homenaje se reconoció que Ignacio López Tarso formó parte de esa generación que marcó la historia del teatro y el cine en el país.
La nieta del fallecido actor, Mariana López compartió con los asistentes a Bellas Artes una anécdota de su abuelo en la que indicó que la muerte nunca fue opción para López Tarso.
Mariana dijo que la última preocupación de su abuelo era como poder engañar a los doctores para que pudiera salir y así cumplir con sus compromisos laborales.