Un conjunto de ciudadanos identificó a un delincuente perpetrando fechorías en Ecuador. Exasperados por la constante violencia que enfrentan en su día a día, optaron por administrar la justicia de manera independiente y se pusieron a seguirlo a lo largo de varios metros hasta interceptarlo. Sin embargo, antes de lograrlo, se desató un intenso enfrentamiento en el cual pusieron en riesgo sus vidas.
Un individuo a bordo de su automóvil comenzó a emitir en tiempo real al percatarse de la situación. Descendió del vehículo y solicitó la presencia de un agente policial cercano, pero su intervención resultó limitada. Por lo tanto, continuaron su accionar y de pronto se encontraron con una decena de personas confrontando a un individuo armado, quien los amenazó e intentó escapar.
A pesar de efectuar disparos al aire en un par de ocasiones, sus esfuerzos por huir se vieron frustrados. Ningún individuo presente hizo movimiento alguno, y finalmente el sujeto optó por apostar todo en un intento desesperado. Corrió como si no hubiera un mañana, tratando de superar obstáculos, pero del otro lado lo aguardaba un grupo dispuesto a detenerlo. Fue rodeado desde todos los ángulos y su fuga resultó imposible.
“Desiste del arma, maldito, vete al diablo”, exclamó el individuo que grababa, al tiempo que tomaba una piedra y se lanzaba en su persecución. En medio de los acontecimientos, lograron despojarlo de su arma, lo sometieron a golpizas y corearon consignas como “piñata, rompe la piñata, destrúyela”. Mientras le propinaban una serie de patadas, perdía la conciencia y finalmente yació en el suelo sin moverse.
Los medios locales dieron a conocer que la escena tuvo lugar en Joya y Villa del Rey. El joven, de 26 años de edad, fue trasladado de inmediato a un hospital, presentando una herida de bala y múltiples contusiones en todo su cuerpo. Al parecer, todo esto ocurrió debido a su participación en un asalto a un edificio donde numerosos trabajadores cobraron sus salarios en efectivo.
A pesar de los esfuerzos médicos, el joven no sobrevivió. Falleció después de varias horas en el hospital, donde se activó un protocolo de emergencia en caso de que alguien intentara tomar represalias. Los trabajadores propios fueron quienes lo agredieron, mientras que sus cómplices lograron escapar ilesos y demostraron evadir a la justicia.