Esta semana México celebra el Día de Muertos y en cada rincón del país las calaveras de azúcar, la flor de cempasúchil y los colores del papel picado inundan el ambiente que ya espera la llegada de quienes se adelantaron en el camino.
Aunque pareciera que todos conocen el significado y origen de la festividad más grande e importantes de los mexicanos, al indagar sobre su historia, salen a la luz detalles que no a todos les gustarán o convencerán.
Y es que el Día de Muertos como lo conocemos actualmente se originó a partir del sincretismo religioso que ocurrió a partir de la llegada de los españoles y la colonización de los pueblos indígenas que habitaban lo que hoy es México.
Los pueblos nahuas celebraban a los muertos en julio, octubre y marzo por lo que el día de Todos los Santos como tal, no existía en el Anáhuac.
En tanto, de acuerdo con la antropóloga del INAH Elsa Malvido en un trabajo de 2007 explica que el altar de muertos, las calaveras azucaradas y los panes con forma de hueso, tradiciones que provienen del medioevo católico europeo.
Sin duda, se agregaron expresiones prehispánicas como la llegada al Mictlán, lugar de eterno descanso para los mexicas, o el tzompantli que significa “hilera de cráneos” elaborado con restos humanos, la incorporación de elementos católicos también enriqueció la tradición.
“A todos nos han dicho en algún momento que la tradición de honrar y recordar a nuestros muertos el 1 de noviembre es una costumbre mexicana con un origen prehispánico. Pero no es así: el Día de Muertos tiene profundas raíces católicas y está muy relacionado con la tradición cristiana europea”, afirma Elsa Malvido.
Las tradiciones de Día de Muertos como las conocemos hoy se originaron hacia los siglos XVII y XVIII, y aunque las culturas prehispánicas no creían en que los muertos regresaran y no tenían panteones los grandes ritos y ceremonias que hoy realizan las comunidades indígenas involucran fundamentalmente el concepto de panteón que fue traído de Europa.
Ofrendas en el México prehispánico
En el México prehispánico las ofrendas que se colocaban eran dedicadas en honor a los dioses, como Tláloc, Huitzilopochtli, Mictlantecuhtli o Tezcatlipoca.
“El culto a los muertos viene desde épocas prehispánicas, porque se hacían rituales a lo largo del año. La idea de ofrendar a los muertos en las culturas indígenas se asocia con la época agrícola para que ayuden a los hombres a tener buenas cosechas; eran ciclos que comenzaban con la siembra, luego la cosecha, la recolección y la época de secas; era como un ciclo de vida y muerte a lo largo del año”, afirmó Diana Martínez Yrizar, académica del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.
La llegada de los españoles
La académica detalla en la Gaceta UNAM que ofrendar en los días de los fieles difuntos viene de la tradición española y se introduce a México con la religión católica, en la Conquista.
Detalla que, en España les rezaban porque se creía que sus almas pedían permiso para venir en días especiales, entre los meses de septiembre y noviembre, para luego irse de nuevo.
“La idea de que los muertos están presentes en la vida de los vivos fue algo en lo que ambas culturas, indígenas y españoles, coincidieron. Por ello, los conquistadores buscaron que tanto las fechas religiosas de los fieles difuntos como los días de culto a la muerte de los indígenas encajaran”, enfatizó.
La antropóloga detalla que se desconoce cuándo fue que las familias mexicanas colocaron las ofrendas dentro de sus hogares, poniendo imágenes de santos en un primer nivel, en el segundo las fotos de sus familiares fallecidos y en uno tercero, alimentos que les gustaban en vida.
Sin embargo, esta festividad es de gran importancia para la cultura y tradiciones del país, colocándose como la favorita en varias regiones de México, en donde las expresiones artísticas que inspira el Día de Muertos son innumerables.
Con información de Excélsior
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