A pesar de estar dentro del área natural protegida Reserva de la Biosfera del Caribe Mexicano, las zonas arrecifales que se localizan frente a la marina Sol de Selva, de Grupo Xcaret, simplemente no se está respetando, acusó el secretario de la cooperativa pesquera “Xaman Ha” José Gómez Burgos. En consecuencia, la fauna marina se alejó de las dos zonas arrecifales que se encuentran por este lugar Sábalos y Tortugas.
Como se recordará, esta reserva que comprende a todo el Caribe mexicano se creó casi al final del sexenio de Enrique Peña Nieto y en los años recientes se construyó y comenzó a operar esta marina de Xcaret, al sur de Playa del Carmen.
En este sentido, Gómez Burgos dijo que los prestadores de servicios acuáticos al final no usan estas zonas, es decir no llevan turistas para respetar las disposiciones y sobre todo por seguridad de los mismos, ante el paso de las embarcaciones que salen e ingresan a la Marina; incluso las mismas especies marinas se han alejado de este sitio.
Llama la atención que en la misma manifestación de impacto ambiental (MIA), promovida por Miguel Quintana Pali para obtener los permisos de la Federación, se contemplara este desplazamiento de la fauna y que las mismas autoridades lo permitieran.
El líder de los pescadores, recordó de otras complicaciones producto de la construcción de esta marina porque alteró las corrientes; igual que en su momento el muelle de la empresa Ultramar y que a la fecha siguen pagando las consecuencias los pescadores que se asientan en la zona del Recodo.
La historia de Sol de Selva
El 7 de diciembre de 2016 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto por el que se declara área natural protegida, con el carácter de reserva de la biosfera, la región conocida como Caribe Mexicano, donde se registran aproximadamente 1mil 900 especies de flora y fauna terrestre y marina, en una superficie total de 5 millones 754 mil 055 hectáreas, entre los municipios de Isla Mujeres, Benito Juárez y Tulum; frente a las costas de Puerto Morelos, Solidaridad, Cozumel, Bacalar y Othon P. Blanco.
Posteriormente, el 30 de noviembre del 2018, en el mismo Diario se publicó el Acuerdo por el que se da a conocer el resumen de Programas de Manejo del área natural protegida con categoría de Reserva de la Biosfera la región conocida como Caribe Mexicano a fin de proteger la mayor parte de los ecosistemas marinos y porciones costeras, y preservar la diversidad biológica y los servicios ambientales que sirven de soporte a las actividades humanas.
Días después de publicarse este Programa de Manejo, el 3 de diciembre de 2018. Miguel Quintana Pali presenta la manifestación de impacto ambiental del proyecto de nominado Sol de Selva, que consistía en la construcción, operación y mantenimiento de una marina; es decir un recinto portuario integrado por un conjunto de instalaciones marítimas y terrestres destinadas a la recepción, el abrigo y la prestación de servicios a embarcaciones de recreo, turísticas y/o deportivas, constituido por dos rompeolas como obras de protección y que, entre los trabajos, contempló la realización de dragados y excavaciones para generar un área navegable para las embarcaciones, con una capacidad de atraque de 15 embarcaciones de máximo 4 metros de eslora; además de un muro de contención perimetral en un polígono de 3.61 hectáreas.
Una vez que se hizo pública la información, las reacciones no se hicieron esperar y, de entrada, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) destacó que el proyecto se encontraba al interior del área natural protegida y no era solo colindante como pretendió el promovente en su manifiesto.
De igual modo, observó una serie de inconsistencias que no se presentaban en el documento y que la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA), dependiente de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) solicitó al promovente.
El Centro de Derecho Ambiental resumió que este proyecto proponía obras contrarias a las permitidas por el programa de manejo del área natural protegida y contraviniendo el Programa de Ordenamiento Ecológico del Municipio de Solidaridad, específicamente el criterio CE-104, donde establece la conservación de la playa rocosa en al menos un 75% y el proyecto de Xcaret removió el 100% de la playa rocosa para construir dicha Marina incumpliendo con este criterio de aplicación obligatoria.
El mismo gobierno de Solidaridad al presentar sus observaciones en torno a este proyecto, a través de la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente, opinó queb el proyecto Sol de Selva no cumplía con lo establecido en el criterio CE-104 de la UGA 10 del Programa de Ordenamiento Ecológico Local, y no cumplía con el criterio del coeficiente de modificación del suelo establecido en el uso TT2a del Plan Maestro Puerto Xcaret incluido en el Programa de Desarrollo Urbano del Centro de Población de Playa del Carmen 2010 – 2050, por lo que resumió el proyecto NO ES VIABLE en los términos planteados.
En el resolutivo de la dependencia Federal, un documento de 86 páginas, a pesar de las observaciones, la DGIRA concluyó que el desarrollo de las obras del proyecto se ubicaba en la zona de influencia del área natural protegida y, derivado del análisis y vinculación realizado con el programa de manejo, no restringían de manera expresa el desarrollo del mismo por lo que no se contravenía lo establecido, ni en el decreto, ni en su programa de manejo. Pero al estar dentro del área de influencia, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) emitió también diversas observaciones, destacando el llamado síndrome blanco que afectaba en esos momentos las colonias de corales.
Al final se autorizó el proyecto de manera condicionada.
Sin embargo, el mismo promovente en el resumen de las acciones y criterios de la Unidad de Gestión Ambiental UGA 178, aplicables a su proyecto, en el punto SOL G14 que establece que las marinas y muelles deberán permitir el libre paso de fauna acuática bajo sus instalaciones, reconoce que dada la libre movilidad de los animales en el medio Marino, especialmente peces y mamíferos marinos, tortugas, etcétera, y su sensibilidad a la perturbación (tránsito de embarcaciones, ruido) es de esperarse que éstos abandonen por sí mismos la zona a construir ocupando los hábitats disponibles en otras.
No solo esto, en lo referente a la acción SOL-A-4, que corresponde a uno de los criterios de regulación ecológica para zonas de arrecifes, dijo que su proyecto no tenía zona de arrecifes o barrera arrecifal, llegando la existencia de estas zonas conocidas como Sábalos y Tortugas, precisamente la señaladas por José Gómez Burgos.
De acuerdo a éste, la fauna marina se desplazó a zonas más profundas afectando las actividades acuáticas, sobre todo de los pescadores quienes ahora tienen que usar anzuelo para pescar.
“Las especies ya no están en zonas bajas, están en zonas más profundas, y con la creación de la reserva de la biosfera del Caribe Mexicano también tratan de manipular ciertas cosas”, resumió, “qué vas a proteger a 75 120 metros de profundidad, la mano del hombre todavía no llega; llegamos nosotros, pero con anzuelo y, a esa profundidad, solamente nuestra intuición nos permite saber si hay o no hay peces”.