En el contexto de la visita de la gobernadora Mara Lezama al Congreso de la Unión, una sorpresa agitó a la representación de Quintana Roo. Hasta hace poco, el estado caribeño contaba con seis diputados federales conocidos por sus electores: Elda Xix, Humberto Aldana, Mildred Ávila, Santy Mayor, Juan Carrillo y Ernesto Sánchez. Sin embargo, la delegación pasó de seis a siete, con la inclusión de un nuevo diputado plurinominal, Enrique Vázquez Navarro, de Morena.
El nombre de Vázquez Navarro resonó como un misterio: nadie en Quintana Roo parecía conocerlo, y, de hecho, su origen no es precisamente caribeño. Procedente de Veracruz, Vázquez Navarro asumió el escaño como suplente tras la salida del veracruzano Juan Carlos Natale López, quien dejó su curul para incorporarse al gobierno de Puebla. Con un historial político vinculado a la exdirigente nacional Yeidckol Polevnsky y con el último grado de estudios en nivel preparatoria, Vázquez Navarro parece distante de las problemáticas y la identidad quintanarroense.
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Esta situación genera desconcierto y críticas entre los ciudadanos y analistas políticos, quienes cuestionan la legitimidad de un representante desconocido, carente de arraigo y cercanía con los intereses locales. Aunque Morena justifica el uso de la figura del diputado plurinominal para equilibrar la representación en el Congreso, la llegada de Vázquez Navarro plantea dudas sobre la efectividad de un sistema que permite a personas sin conexión directa con el estado ocupar un cargo tan crucial.
¿Hasta qué punto un diputado sin raíces en Quintana Roo puede abogar por los intereses del estado?