Aquella noche de noviembre de 2022, todo parecía transcurrir con normalidad. Un empresario del ramo restaurantero acudió con dos de sus empleados a un restaurante en la avenida Bonampak, en Cancún, Quintana Roo. En el mismo lugar, Carlos Eduardo Torres Suárez celebraba el cumpleaños de su esposa.
Cuando el empresario se retiraba del restaurante, Torres Suárez pasó cerca de su mesa y lo acusó de haberle silbado a su esposa. La víctima negó el hecho. Sus acompañantes intentaron calmar los ánimos. Todo indicaba que el conflicto quedaría ahí.
Sin embargo, minutos después, Carlos Eduardo regresó armado. Sacó un arma de fuego y disparó en repetidas ocasiones contra el empresario, quien perdió la vida en el lugar, frente a sus empleados.
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La Fiscalía Especializada en Procesos demostró su culpabilidad durante el juicio oral. Aunque el acusado había obtenido libertad condicional en enero de 2025 —presentando un diagnóstico falso de una supuesta enfermedad grave— el Ministerio Público logró desacreditar dicho diagnóstico.
Con las pruebas presentadas, un juez le revocó la medida cautelar y dictó una sentencia ejemplar: 31 años y seis meses de prisión por homicidio calificado. Además, deberá pagar 180 mil pesos de multa y más de 874 mil pesos por reparación del daño.
La justicia alcanzó al asesino. La tragedia ocurrida en Cancún no quedó impune.
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