A mi hija me la mataron, su pareja le enterró un cuchillo en el pulmón, mi esposa murió esta semana y ahora yo estoy a cargo de mis tres nietos”, relata Juan Toledo quien se hace cargo de tres niños, víctimas indirectas de un feminicidio acontecido en 2019.
Juan Antonio de 13 años, Eduardo de 11 y Lupita de 9 quedaron a cargo de mamá Gladys, su abuela materna, luego de que ellos perdieran a su madre, identificada como Mariana “N”, víctima de la pareja de esta, quien se dio a la fuga, y que la convirtió en una más de la creciente estadística de feminicidios que azota a Quintana Roo, violencia que va más allá de la muerte de la mujer, sino que impacta en la vida de sus dependientes, que en la mayoría de las veces son menores de edad, que al no contar con redes de apoyo quedan en una situación de vulnerabilidad.
La Comisión Ejecutiva de Víctimas del Estado de Quintara Roo (Ceaveqroo) registra, hasta el segundo trimestre de 2022, la atención a 49 niños de 0 a 17 años de edad, victimas indirectas de diversos delitos, entre estos los casos de feminicidios; en 2021 esta cifra alcanzó los 58 casos, menores de edad que requieren de ayuda social al quedar en situación de vulnerabilidad.
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Tragedia golpea de nuevo a hijos de víctima de feminicidio
Durante tres años, mamá Gladys se hizo cargo de estos niños, a los que cuidó con esmero, como su segunda madre, ellos no pasaron hambre gracias a que su papá Juan trabajaba en el norte del estado como transportista de carga, pero la tragedia les alcanzó de nuevo y el lunes pasado, por cuestiones de salud, su abuela falleció.
La Ceaveqroo reconoce que el caso de Mariana “N” se encuentra en el Registro Estatal de Víctimas, que se recibió en su área de atención inmediata al ser canalizado por la Fiscalía General del Estado (FGE) tras el crimen que enlutó a la familia, por lo que sus hijos fueron considerados en las medidas de asistencia; no obstante, se frenó el seguimiento al perderse la comunicación con doña Glady, quien por cuestiones de salud no pudo continuar luchando por la protección de sus nietos.
Juan Toledo regresó inmediatamente a Chetumal para hacerse de los arreglos funerarios, y hacerse cargo de los menores a los que considera como sus hijos, la petición que pide que llegue la gobernadora Mara Lezama es un apoyo para poder hacer un cuarto de material, donde los menores puedan descansar y resguardarse de las lluvias, ya que viven en una endeble casa de madera que no brinda mucha protección ante los embates del clima, en una de las colonias de la ciudad con mayor carestía.
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“Aquí es de ellos, este es su patrimonio, yo puedo trabajar, no pido que me regalen nada, hago tamales, hago pan, yo sobrevivo con mis hijos, sigo adelante, porque mi esposa aun enferma luchó para sacarlos adelante y nunca los dejó sin comer, ni les faltó ropa ni útiles escolares, yo no me dejaré caer”, afirmó don Juan, que, a pesar de su analfabetismo busca mejorar las condiciones de sus nietos, pero que teme que las autoridades le quiten su “motor de vida”. Con información de 24 Horas Quintana Roo.