La Virgen del Carmen, también conocida como Nuestra Señora del Carmen, es una de las figuras más veneradas dentro de la Iglesia católica. La imagen de la Virgen del Carmen se caracteriza por cargar al niño Jesús en brazos y un escapulario en la mano, simbolizando una promesa especial para aquellos que lo portan.
Sin embargo, algo que pocos conocen es que la Virgen del Carmen es también conocida como Estrella del mar. Aquí te contamos la razón por la que la llaman de esta manera.
La devoción a la Virgen del Carmen se remonta al siglo XII. Según la tradición, el 16 de julio de 1251, la Virgen María se apareció a San Simón Stock, un superior de la Orden Carmelita, y le entregó el Escapulario del Carmen.
Este evento marcó el inicio de una profunda devoción mariana bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, celebrada cada 16 de julio.
El escapulario se convirtió en un símbolo de protección y una promesa de salvación para quienes lo llevaban con fe y devoción.
El título de “Estrella del mar” atribuido a la Virgen del Carmen tiene un profundo significado. Esta metáfora refleja su papel como guía y protectora de los marineros y navegantes.
Se sabe que la Virgen del Carmen es reconocida como la patrona de los marineros, pescadores y todos aquellos que enfrentan los peligros del mar.
Muchos mencionan que, así como una estrella en el cielo orienta a los navegantes en medio de la oscuridad, la Virgen del Carmen ilumina el camino de aquellos que se enfrentan a los peligros del mar.
A lo largo de los siglos, innumerables marineros y pescadores han encontrado consuelo y protección en su figura, invocándola como un faro de esperanza durante las tormentas y como un refugio seguro en momentos de peligro.
La oración a la Virgen del Carmen es una de las más recitadas por sus devotos. La oración dice así:
Virgen del Carmen,
En mis dificultades, ayúdame.
De los enemigos del alma, sálvame.
En mis desaciertos, ilumíname.
Al momento de dudar, confórtame.
En mis enfermedades, fortaléceme.
Cuando me desprecien, anímame.
En las tentaciones, defiéndeme.
En horas difíciles, consuélame.
Con tu corazón maternal, ámame.
Con tu santo manto, protégeme.
Y en tus brazos, cuando muera, recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén.
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