La falta de interés en actividades cotidianas, la pérdida en la capacidad de disfrutar las cosas, un estado de ánimo bajo, sentirse inútil, tristeza profunda e incluso paralizante, así como el insomnio, sensación de derrota, falta de energía, indecisión, cambios de apetito y pensamientos suicidas, son algunos de los síntomas que pueden presentar los pacientes diagnosticados clínicamente con depresión.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la depresión como un trastorno de salud mental caracterizado por una tristeza persistente y falta de interés o placer en actividades que previamente eran gratificantes y placenteras. Además, puede alterar el sueño y el apetito, y es frecuente que concurra con cansancio y falta de concentración.
En México, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), 34.8 millones de personas han experimentado algún episodio depresivo en sus vidas. En el mundo, según datos de la OMS, más de 300 millones de individuos padecen este trastorno.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estima que, de los porcentajes registrados de personas con depresión, solo 1.63 por ciento toma antidepresivos.
Pese a que hay más de tres millones de mexicanos que requieren servicios de atención a la salud mental, se enfrentan a la poca oferta y mala distribución de profesionales en los estados. El promedio nacional se ubica en menos de un psiquiatra (0.959) por cada 100 mil habitantes, mientras que en América el promedio es de 1.4 psiquiatras por 100 mil personas, según el Atlas de Salud Mental de las Américas.
Al comparar el número de profesionales de salud mental disponibles en América y en México, encontramos que el país dispone proporcionalmente de menos psiquiatras (7.6 por ciento) y psicólogos (32.5 por ciento) que la media continental. El indicador nacional en México de psicólogos es de 3.1 por cada 100 mil habitantes, cuando en América la media es de 5.4 psicólogos.
El psiquiatra Juan Manuel Quijada Gaitán, director general de Servicios de Atención Psiquiátrica y Coordinador de la Reestructura de Salud Mental y Adicciones de la Secretaría de Salud, señala en entrevista con MILENIO que, con la pandemia, se registró un incremento de entre un 10 y 15 por ciento en la prevalencia de trastornos mentales como la depresión y la ansiedad, aumento que afecta principalmente a jóvenes de 15 a 29 años, edades en la que se encuentran los pacientes que más solicitan servicios de salud mental.
De acuerdo con un estudio realizado entre el Consejo Nacional de Población, VoCes-19 y el Instituto Mexicano de la Juventud, en el país tres de cada cinco jóvenes tienen depresión.
Datos de epidemiología de la Secretaría de Salud (SSA) señalan que entre un 15 y 20 por ciento de la población de jóvenes tienen algún trastorno mental.
Como parte de una estrategia para dar un acompañamiento psicológico a los jóvenes durante la pandemia, se creó el programa Contacto Joven, un servicio gratuito, confidencial, que se brinda a través de WhatsApp creado gracias a la alianza entre el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), la SSA y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef.
Carmen Anaya Jiménez, subdirectora de Equidad y Servicios a Jóvenes en Imjuve, explica que de junio del 2020 a diciembre del 2022 ha atendido a 71 mil 353 casos en Contacto Joven; un robot toma los datos generales y luego se despliega un menú con seis etiquetas que son: estrés, situaciones de crisis, manejo de emociones, consumo de sustancias psicoactivas, situaciones de violencia y pensamientos suicidas o daño autoinfligido. El objetivo es que el usuario identifique el motivo de la petición de apoyo.
Las tres primeras etiquetas son atendidas por voluntarios y prestadores de servicio social que han sido previamente capacitados por especialistas en salud mental y primeros auxilios. Las respuestas que se le dan a los usuarios son hechas por sus pares, es decir personas jóvenes que responden a través de mensajes escritos.
Las etiquetas restantes las atienden jóvenes profesionistas en salud mental por medio de un directorio de instituciones especializadas en el tema. A los usuarios se les canaliza a una institución cercana a su domicilio.
Carmen Anaya explica que los tipos de casos por los que las y los jóvenes buscan más a la plataforma son: estrés (38 por ciento); manejo de emociones (27 por ciento, en este rubro entra la depresión y ansiedad); situaciones de crisis (13 por ciento); consumo problemático de sustancias (3 por ciento), violencia (3 por ciento), y por pensamientos suicidas y daño autoinfligido (16 por ciento).
Un dato alarmante que han identificado en el programa es que en sus inicios el pensamiento suicida y daño autoinfligido ocupaba un 8 por ciento, y ahora se ha duplicado. Eso significa que más jóvenes están buscando ayuda debido a que son acosados por pensamientos autodestructivos.
Contacto Joven estima que un 98 por ciento de los usuarios que son canalizados a servicios psicológicos y psiquiátricos acuden a las instituciones a las que se les refiere. Esto llena de satisfacción a Carmen Anaya, quien destaca que el programa es único en su tipo en el país y es una alternativa de atención psicológica mucho más cercana a la población juvenil.
El 2020, debido al curso de la pandemia, fue un parteaguas en la salud mental. Las dinámicas de aislamiento social y la incertidumbre fueron el detonante de padecimientos mentales, y Marcela fue una de sus víctimas. La depresión severa llegó luego de tres semanas de permanecer sola en su casa y paralelamente realizar investigaciones periodísticas sobre salud mental. Pero con el diagnóstico también llegó la paz mental. “El saber que no tengo la culpa de los cambios drásticos y constantes de mis emociones y que simplemente así funciona mi cabeza me ayudó mucho”, comparte Marcela.
El psiquiatra Juan Manuel Quijada Gaitán explica que las causas de la depresión son multifactoriales: algunas acciones que pueden causar una predisposición de depresión son una mala alimentación, una pobre actividad física y de manera social problemas laborales o desintegración familiar. Otro factor que puede detonar una depresión severa es recibir un diagnóstico de una enfermedad degenerativa, como cáncer o VIH.