Si en México se arrebata la vida a una mujer la probabilidad de investigar, detener, enjuiciar y sentenciar al culpable es prácticamente nula.
El machismo sistematizado en todos los ámbitos de la vida, la equivocada repetición de estereotipos para diferenciar a niños de las niñas, así como la inexistente educación en el manejo de las emociones, no saber marcar límites y la brutal impunidad son los responsables directos de que en nuestro país se asesine en promedio a 11 mujeres al día y se viole a 2.
El diagnóstico de los expertos es irrefutable cuando se analizan las cifras más recientes de la Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH 2022) realizada por el INEGI y en la que se advierte que 70.1 por ciento de las mujeres mexicanas, mayores de 15 años de edad ha enfrentado “al menos una situación de violencia en su vida”, la cual puede ser psicológica, sexual, económica, laboral, física y discriminación.
El escenario de violencia contra la mujer se recrudece aún más en la calle, de acuerdo a los señalado por la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública (ENVIPE 2022) en la que se estableció que tratándose de delitos sexuales las mujeres son más vulnerables, ya que, por cada 10 delitos sexuales cometidos a las mujeres, se comete uno en agravio de un hombre.
Si a lo anterior se le suma que, por ejemplo, del total de las carpetas de investigación iniciadas por el ministerio público, en 50.8 por ciento no pasó nada o se decidió no seguir la indagatoria (ENVIPE 2022), la situación de violencia se mantendrá al alza en razón de que no hay consecuencias penales para el agresor.
Al poner el foco en las autoridades y las leyes, el panorama es cuesta arriba por razones diversas; entre ellas porque no existe una tipificación única para investigar el delito de feminicidio en todo el país; se imponen estereotipos a las víctimas por su forma de vestir, beber, salir de noche y, lamentablemente no sucede nada cuando la corrupción de juzgadores e investigadores obstaculizan el esclarecimiento de los casos, ni siquiera cuando las necropsias de las víctimas o dictámenes médicos, por ejemplo, resultan ser diametralmente opuestos en sus resultados si se compara con la que realiza un particular u otra autoridad.
Es en medio de este panorama con el que nuestro país llega al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, dedicado a visibilizar las distintas situaciones de violencia que enfrenta el sexo femenino y demandar políticas eficientes para erradicar tales conductas a fin de alcanzar la igualdad de género entre hombres y mujeres.
Aun cuando desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se pronostica que se necesitarán otros 300 años para eliminar las brechas educativas, laborales, políticas y sociales entre hombres y mujeres debido a la pandemia del covid19, el cambio climático y la violencia social, activistas como Saskia Niño de Rivera, fundadora de la asociación civil Reinserta y Wendy Figueroa, de la Red Nacional de Refugios coincidieron en que es desde la casa y los hogares de las familias – cualquiera que sea su conformación – en donde cada mexicano puede contribuir a eliminar la violencia hacia las mujeres.
En el ámbito de la educación, Saskia Niño de Rivera, experta en psicología forense y secuestro advirtió la urgente necesidad de empezar a abordar en serio temas como la sexualidad y la equidad de género en las aulas que enseñen a romper esquemas machistas que tan sólo sirven para generar inseguridades en la persona.
Pese a ser la mexicana una de las sociedades que vive con más violencia intrafamiliar, Niño de Rivera conminó a más mujeres y hombres a abandonar el silencio que no les permite avanzar en la equidad de género y que perpetúa abusos y vejaciones al interior de las casas.
Reconoció que, si bien “hay pocos hombres involucrados” en la lucha por la equidad de género y no todas las mujeres, cada día los mexicanos demostramos mayor indiferencia ante cualquier situación que tenga que ver con los delitos.
En lo que corresponde al ámbito de las instituciones y autoridades, Niño de Rivera consideró que en México hace falta una reforma judicial que establezca sanciones penales a las autoridades que obstaculicen el castigo a los delincuentes ya que “las cárceles están plagadas de mujeres que mataron a sus esposos pero que previamente durante años denunciaron violencia y las autoridades no les hicieron caso”.
Frente a este tipo de situaciones que propiciaron violencias y feminicidios, es urgente una reforma para castigar la corrupción, el nepotismo y la impunidad en el sistema de justicia penal, indicó.
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