Existe preocupación ya que el vertiginoso crecimiento urbano de Quintana Roo pone en riesgo a especies en peligro de extinción como el jaguar. Por ellos especialistas en la conservación animal dicen que todos los efectores deben unir esfuerzos.
“Aquí en Quintana Roo, la amenaza más importante es el cambio de uso de suelo, eso conlleva a la pérdida y fragmentación del hábitat, aunado a la cacería furtiva y el tráfico ilegal de fauna silvestre. En el caso del jaguar, mucha gente aprovecha la piel, para venderla, así como los colmillos y las garras. Es parte de una problemática que ataca todo y México no es la excepción”, detalló Raúl Padilla, encargado del monitoreo en la Reserva Natural de Río Secreto.
De acuerdo con el especialista, el crecimiento de la mancha urbana de manera desorganizada ocasiona que se fragmenten los corredores biológicos que permiten a las especies su reproducción.
“Cuando no se planea bien la infraestructura puede llegar a fragmentar los hábitats e interrumpir los corredores biológicos. (Sin embargo) tenemos la certeza de que se pueden llevar bien las cosas, siempre y cuando todos trabajemos en conjunto para el bienestar de estos corredores biológicos. Nuestra salud está ligada a la salud de los ecosistemas; vamos a tener una gran ventaja al seguir contando con especies como el jaguar o el mono”, explicó.
Por lo anterior, Raúl Padilla dijo estar abierto a compartir sus datos con las autoridades para crear estrategias de conservación del jaguar, ya que enfrenta muchas amenazas.
“Es muy importante trabajar en conjunto con las autoridades para que no se vea afectada la especie. Nosotros estamos en la mejor disposición de compartir los datos y nuestro trabajo de monitoreo con quien lo necesite, a fin de lograr una conectividad en el corredor biológico deseado. Estas especies requieren de grandes extensiones de tierra para tener intercambio entre poblaciones”, puntualizó.
Al preguntarle respecto al número de cazadores reportados, Padilla indicó que es difícil arrojar una cifra; no obstante, tienen registradas en cámaras a personas armadas por la selva.
“Tenemos imágenes en las cámaras de fototrampeo de gente que va caminando con rifles, obviamente, sabemos que los usos y costumbres aquí en la Península de Yucatán se dedican a la cacería, su dieta viene de la carne de monte, es algo que no se nos hace nada raro; el problema recae cuando se cazan especies en peligro de extinción, como el hocofaisán o el pavo de monte”, lamentó.
Con información de Quinta Fuerza