Hace 30 años Tulum, era considerado un refugio en la Riviera Maya para quienes buscaban unas vacaciones con todo incluido, pero el último bastión de esperanza mexicano parece haber perdido la batalla contra las grandes cadenas hoteleras. Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hace 20 años, menos de 7.000 personas vivían allí. Hoy ya son cerca de 47.000 habitantes en una ciudad sin las infraestructuras suficientes para ese nivel de crecimiento.
¿Y qué pasa con las playas? Lo mismo que viene padeciendo el resto del Caribe, los accesos quedan en manos de cadenas hoteleras y las comunidades locales terminan perdiendo su mar, fenómeno denominado por algunos especialistas como extractivismo turístico. Y cuánto más turismo, más negocios, más consumo, y por ende… más residuos.
A Tulum llegan dos millones de turistas al año y se generan 120.570 toneladas de residuos anuales, según la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente (SEMA). Y la legislación local establece que en la zona hotelera todos los grandes y medianos generadores deben contratar una empresa que gestione sus residuos.
En México, por ley, el manejo de los residuos depende de los municipios. Y en Tulum, según la propia ciudadanía, el sistema municipal de reciclado deja bastante que desear. Si bien por ordenanza municipal está prohibido el uso de bolsas y popotes, es muy común ver terrenos baldíos, caminos y costados de rutas con basura.
En este contexto, los vecinos reclaman más y mejores políticas y, frente a ese vacío, se creó la iniciativa ciudadana Tulum Sostenible, que lleva adelante el programa Puntos Limpios. Se trata de una serie de 12 centros de reciclaje con contenedores donde las personas pueden llevar papel, tetrapacks, aluminio, metales, plástico PET, y plástico HDPE.
Karla Acevedo, coordinadora de Puntos Limpios, explica que este sistema está diseñado para proveer de infraestructuras que el municipio no dispone. “Generamos un programa con diversos ejes: educación, infraestructura y participación ciudadana. Todo es una gestión ciudadana y es importante destacarlo porque es una muestra de lo que podemos conseguir con compromiso. Hay módulos a pocas cuadras para que no haya excusas de que las personas digan que se tira todo mezclado”, dice.
Según la Dirección General de Desarrollo Territorial Urbano Sustentable y la Dirección de Sustentabilidad Ambiental del Municipio de Tulum, hay algunos programas como Reciclatón, donde el último viernes de cada mes en seis puntos de acopio en el centro de Tulum se recogen residuos reciclables. Además está el Programa La Ruta, enfocado a los reciclables de pequeños negocios o “Adopta vida”, por el que cambian reciclables por plantas nativas.
Sin embargo, para Karla Acevedo, “la falta de infraestructura impide la aplicación de reglamentos de separación de residuos aún cuando existe marco jurídico y educación al respecto”. Según dice, contar con todos los recursos es necesario para el éxito en la implementación.
Desde el sector privado, la empresa Tulum Circula se dedica a la gestión ambiental que impulsa acciones para la recuperación y gestión adecuada de los residuos y la limpieza de playas.
En Tulum, pasando la zona hotelera, está la reserva de la biosfera de Sian Ka’an, un área de 600.000 hectáreas protegida por la UNESCO. Sin embargo, ya ni las reservas se salvan de la contaminación. A tres horas y media de su entrada existe una playa en la que nadie vive y donde no hay hoteles ni turismo. Un área virgen inundada por un mar de plásticos hasta el horizonte. Arena repleta de zapatos, botellas, más zapatos, lamparitas, más botellas. Objetos que trae el mar y que deja en sus costas.
Ambientalistas exigen que se busque una solución al problema como sucede en otros países, donde se colocan redes que captan los plásticos del mar antes de que lleguen a las costas y afecte a los ecosistemas marinos. Sin embargo, no hay respuesta.
A pocos minutos de ahí, el paisaje cambia. Hay basura ordenada por colores, como una obra de arte. Rojo, azul, verde, amarillo. Una especie de maqueta gigante hecha a partir de residuos. Se trata de un museo itinerante de basura, conocido como Washedupproject.
Alejandro Durán, artista ambiental mexicano y fotógrafo, es el director del museo efímero. Él mismo busca concientizar con el arte sobre el problema de la basura: documentó residuos provenientes de 58 países en seis continentes que llegan a las costas de Sian Ka’an.
El ejemplo de Tulum es una muestra más de cómo la humanidad arrasa con todo lo que tiene a su paso. En esta ocasión, cómo puede arruinar la postal típica del Caribe. Además de la arena blanca y la palmera, hay algo que ya no falta en las fotos de los visitantes: los residuos. La basura está aquí, allá, en todos lados. Desde la reserva natural y la ciudad, hasta las playas. Basura turística, basura local. Basura internacional. “Es que no hay fronteras, ni límites para la basura”, concluye Durán
Con información de El País
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