En la temporada festiva de Navidad y Año Nuevo, Nagaoka, una ciudad al este de Japón, se convirtió en el escenario de un espectáculo deslumbrante con el lanzamiento del fuego artificial más grande jamás creado: el Yonshakudama.
Con un peso imponente de 420 kilogramos, este colosal proyectil requirió el uso de una grúa para su manipulación y un tubo con dimensiones similares a un túnel pluvial para su lanzamiento.
A pesar de su magnitud, solo tres valientes personas fueron responsables de manejar este gigante pirotécnico.
Al caer la noche, el Yonshakudama iluminó el cielo de Nagaoka con una explosión deslumbrante de aproximadamente 800 metros de ancho, dejando a la ciudad envuelta en cálidos colores festivos.
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