Ningún gobierno municipal le ha prestado atención al tradicional y emblemático mercado de artesanías “La Pulga”, creado hace 33 años, que permanece en el abandono sin que ninguna autoridad tenga en cuenta a sus locatarios, salvo para exigirles estar al día con su documentación y pago de contribuciones.
El mercado “La Pulga” pide a gritos una remodelación a fin de convertirse en un mercado de artesanías digno de este Pueblo Mágico, pero parece que las autoridades están más interesadas en otros asuntos.
La falta de mantenimiento, a la que está obligado el Ayuntamiento, que en la actualidad esta encabezado por Atenea Gómez, por ser un mercado municipal y los locatarios pagar religiosamente licencia de funcionamiento, uso de suelo, derecho de recoja de basura y demás contribuciones, ha provocado el deterioro de los techos, al extremo que con la lluvia el agua se filtra entre las láminas y moja sus mercancías, lo que les genera pérdidas económicas.
A esto se agrega la escasa afluencia de clientes, provocada por no existir una adecuada promoción del mercado, que se limita a un par de señalamientos que poco llaman la atención.
Además, el turismo que se atreve a recorrer los pasillos se siente temeroso e inseguro por las condiciones del inmueble y la sensación de abandono que proyecta.
Desde que inició operaciones, los locatarios se han visto obligados a cumplir con sus responsabilidades fiscales y ningún gobierno municipal se ha acercado más que para recordarles la necesidad de ponerse al día con los pagos.
Cabe mencionar que el mercado de artesanías “La Pulga” fue creado con el propósito reubicar en locales fijos a los venteros ambulantes que trabajaban en la vía pública, lo que mejoraría la imagen urbana.
Lejos de ello, administración tras administración se ha permitido la presencia de informales en las calles e inclusive el gobierno actual de la presidente municipal Atenea Gómez, ha transformado la avenida Rueda Medina en un tianguis, con los ambulantes prácticamente uno detrás de otro obstruyendo la vía pública, sin que las autoridades les digan nada a causa de los jugosos beneficios que perciben.