Opinión de Gregorio Valdés:
Desde que se dio a conocer el fallo del Tercer Tribunal Colegiado del Vigésimo Séptimo Circuito que confirma la entrada de la plataforma Uber en Quintana Roo y que competirá directamente con el pésimo servicio que brindan los diferentes sindicatos de taxistas en el estado, se ha desatado un sin fin de comentarios y opiniones al respecto.
Y es que Luis Herrera y sus taxistas aún están “mastique y trague, trague y mastique” la decisión de los magistrados, ya que los pone en una difícil situación, ahora deberán enfrentarse a un nuevo sistema de trabajo para no verse afectado por la entrada de Uber a Quintana Roo.
Dentro de las miles de quejas que existe por parte de los usuarios que tienen o deben tomar un taxi en la ciudad, es acerca del pésimo servicio que brindan, unidades sucias, vestimenta e higiene de los choferes, la música que imponen a sus clientes durante el viaje o el que algunas unidades están en mal estado.
Pero ahora con la entrada de una opción de transporte que pueda entregar a sus clientes un servicio de calidad y confianza, Luis Herrera sufre el efecto “Shakira” ya que señala que ellos “no lloran, ellos facturan”, pero basándose en la realidad, ¿Qué tan cierto es eso? ¿Alguna vez se le ha permitido a un cliente facturar algún servicio brindado? ¿Está permitido que los usuarios soliciten factura por el “servicio” que ofrecen y a duras penas dan?.
Habrá que esperar que nuevas prácticas realizarán el team de Luis Herrera y los pocos taxistas que aún le creen, cuando formalmente entre en funcionamiento Uber y deban trabajar y competir por acaparar clientes, ya que lo único que buscan los usuarios es obtener un servicio adecuado por el costo que se paga por ello.